domingo, 16 de marzo de 2008

Smell like Sunday sunset

Ya hemos llegado, justo cuando se acababa la canción de los Pixies, “Velouria”… no sé que tiene este grupo que siempre me anima. Apagué el motor, quité las luces y saqué las llaves del contacto.

- Ya puedes bajar cariño, es aquí.

- Wau, ¿Qué es esta maravilla? – dijo con una leve sonrisa.

- Jeje, sabía que te gustaría. La encontré la semana pasada.

- ¡Ah! ¿La encontraste? ¿No es tuya?

- No, que va, pero no te apures, está abandonada. Ya me aseguré yo de mirar si tenía dueño o no. ¿Vamos? Pronto se hará completamente de noche.

- Si… entremos. – dijo ella con más morbo que miedo.

Estaba anocheciendo, se había girado el tiempo y empezaba a refrescar, el viento ha traído consigo unos negros nubarrones, ya se sabe que en primavera pasan estas cosas.

Los jóvenes descargaron los bártulos del maletero y se dispusieron a entrar en la casa abandonada. Por lo que él sabía, se trataba de un viejo caserío familiar, databa del 1832 o eso ponía en una inscripción nada más entrar, junto al nombre con el que la bautizaron, “Isla de Encanta”. Por lo demás solo sabía que se dedicaban a la agricultura hasta que tuvieron que abandonarla para trabajar en la ciudad, a causa supongo de la revolución industrial.

Dejaron los trastos en el dormitorio, y se pusieron a preparar la cama, arreglar un poco el comedor, y poner grandes velas para poder guiarse hasta ciertas habitaciones, pero especialmente en el dormitorio, ya que sería la principal atracción de esta larga noche de primavera.

Una vez todo preparado, sacó una botella de absenta, se tumbaron cada uno en un sofá y empezaron a beber, poco a poco… la noche era idónea para estar con los pies encima del asiento y tapados cada uno con una fina manta…

Aquella botella duró tanto como las mentiras que nos íbamos contando, con el último trago empezamos a sincerarnos, ella me miraba con unos ojos embriagados por la bebida y por el cariño que me tenia, poco a poco fue acercándose y con un suave beso acabó conmigo, se apoderó de mi mente y de mi cuerpo, cayendo al suelo me rodeaba con sus brazos, no podía detenerme, realmente tampoco quería hacerlo y continuamos rodando por toda la habitación, la leve luz de las velas rebotaba ya sobre su cuerpo desnudo, el alcohol no me permitía percibir el paso del tiempo, sudando me acariciaba el pelo…

…Me gusta este olor, el humo de su cigarro mezclado con el fuerte olor del incienso rojo invadía el cuarto. Tumbados ya sobre la gran cama de matrimonio sobraban las palabras, tan solo con su brazo dejado caer sobre mi pecho me hacía saber que no quería que esta noche terminara, mientras fuera, la lluvia caía con fuerza sobre el tejado, y los mares se deslizaban por las ventanas. Yo tampoco quiero que esto acabe…

Desperté antes de que ella se diera cuenta de que el sol entraba ya por la ventana, iluminando por completo la habitación que, por una noche, fue solo nuestra. Cubiertos por tan solo una fina sabana que dejaba poco para la imaginación, sus suaves curvas quedaban perfectamente marcadas y cubierta hasta la cintura, con esos preciosos pechos dispuestos inocentemente a la vista.

Poco a poco empecé a recuperar unos fragmentos rotos de la conversación y una parte que aún está vacía, fue al final de beber ese líquido verde que acabó con todas las mentiras, cuando ella me dijo que el tiempo sin vernos ha hecho dudar a su corazón, que realmente está enamorada, pero no sabe bien porque, la parte vacía que quedó como mi alma, fue la que no dijo con palabras, sabiendo que difícilmente fuera yo el que estaba dentro de su cabeza, pero dejando entre ver que quizás no ha podido sacarme de su corazón.

Cuando desperté él no estaba junto a mí, tan solo quedaba la marca desecha de su figura en el viejo colchón. Lentamente fui recuperando la vista mientras la cabeza me daba vueltas, allí había una nota, en la mesita, al lado de la cama. Me puse unas bragas y una camiseta suya, su ropa estaba allí, por un momento pensé que se había ido dejándome abandonada como esta vieja casa. Me acerqué a leer la nota. Decía:

He estado pensando en todo este tiempo que hemos estado juntos, sé que últimamente no he estado ahí cuando me has necesitado, pero si son nuestros días olvidados… si cada beso va a caer en el tiempo por cada noche que dormí… por cada minuto que pasamos sin hablar, todo desaparece… repetiré contigo como tú quieras cada minuto que vivimos, y no me importa si hay rival, porque sé que realmente es a ti a quien quiero.

Desde lo más profundo de mi mente.

Bajó corriendo, descalza y entre lágrimas. En el mismo instante que le vio salto sobre él cayendo sentado sobre el sofá, ella estaba encima, de rodillas con las piernas abiertas, sin dejarle oportunidad alguna de escapar, se miraron fijamente a los ojos, y con un intenso beso… con más pasión que razón volvieron a quitarse la ropa, pero esta vez ningún tipo de droga les unía, solo aquella vieja casa pudo ver como floreció la relación entre caricias, sudor y pequeños arañazos. Pero esta vez completamente conscientes y sin mentiras…

Dulcemente fueron recogiendo la ropa, y preparándose para salir de aquella “Isla de Encanta”. Volvieron a cargar el maletero y subieron al coche, solo quedaba un pequeño camino de vuelta, casi sin hablar mientras en el coche sonaba “Where is my mind”…

Y aquí acaba este bonito día de primavera. Él la dejó en su casa, luego fue a la suya, donde no tuvo problemas para aparcar el coche, y continuo con su vida. Después de este día no volvieron a verse más, quizás solamente necesitaban liberar su mente, o escuchar lo que tiempo atrás podría haber servido para arreglar una relación rota por culpa de mentiras y mentiras.

2 comentarios:

Donnie Darko dijo...

jejeje hemos tenido esas pequeñas similitudes :)

para hacerlas al final te quedan muy bien :) cada día se nota la madurez literaria xDDDD

Diego Valor dijo...

Has cambiado de tematica, esta no es aventurera, es más intimista, esta semana nos a dado más por el romance o que?, haaay la primavera para estos jovenes solteros.....

Mola, mola, encima me has hecho recordar a la epoca en que me chiflaban los Pixis (sic sic) que tiempos...