domingo, 31 de agosto de 2008

It's only the end of the World

Y aunque creí que nunca más sería capaz de encontrar la inspiración en este pequeño cubículo, veo que aquellas pequeñas cosas de las que apenas nos percatamos me daría la solución, y es que ya me hallaba bebiendo de esa botella que me regalaron en navidad, ese viejo licor me transportaba a otro mundo, y con ello resolviendo un nuevo caso para el gabinete de detectives Simenon.

Llevo dos años metido aquí, casi igual que viviendo en Barcelona, y con el tiempo he ido haciéndome con los compañeros, empecé haciendo la instalación de la red y la página web y por la falta de personal acabé quedándome hasta ser el segundo detective más veterano del lugar… quién lo diría a mis 26 años. Pero bien, con mi filosofía de decir que me gusta asomarme a la calle y ver a la gente pasar, conseguí ganarme el beneplácito de mi mentor, meticuloso pero gracioso al fin y al cabo, es capaz de sonsacar información en el peor de los casos.

Tras la jornada laboral, de vuelta al hogar, al oasis de la tranquilidad, allí me espera ella, la quiero con locura. Pese a lo caótico de nuestra relación, al final hemos conseguido establecer un pequeño orden. Y por supuesto, y no menos importante allí están ellos, los “Balleneros”, gracias a ellos puedo permitirme el lujo de vivir aquí. Aun me acuerdo cuando escribíamos aquellas historias en el blog…quien iba a decir que el todopoderoso leyera esos relatos y acabaran Jorge, Toni y Diego ilustrando y escribiendo para ellos todo un best-seller. Con el dinero que sacaron compraron esta casa de cuatro pisos donde vivimos… que vueltas da la vida. Todavía recuerdo las palabras de Jorge cuando Veldamar contactó con ellos: “Ya te lo dije, esto iba a funcionar”, pero sé que la sonrisa que tenía al decirle que iba a ser detective le llenó aun más.

A la mañana siguiente una llamada me despertó de ese bonito sueño, era él, mi jefe. Quería verme en dos horas al pie de la Sagrada familia, así que fui a la ducha dejando durmiendo a mi pequeña de cabellos morenos. Un pequeño murmullo al darle un beso de despedida fue lo último que vi antes de salir de casa.

Llegue tarde, como de costumbre. Pero era la primera vez que veía tan preocupado a Simon, mi jefe.

- Javi, menos mal que estas aquí. Necesito tu ayuda, han robado los diseños que hizo Gaudi para concluir la Sagrada familia. Es el caso más importante que tenemos en los últimos treinta años, así que tenemos que ponernos serios con esto.

- Tranquilo – le dije. – ¿Que es lo que sabemos exactamente? ¿Por dónde quiere que empiece a buscar?

- Parece ser que se trata de un grupo de personas… una secta o un grupo de locos, no lo sé exactamente. Pero hay rumores de que esta noche irán al puerto a negociar con los japoneses.

- ¿Qué pintan los japoneses con todo esto?

- Ya sabes, desde que monopolizaron todas las comunicaciones informáticas y ganaron la Guerra de los Siete días a Estados Unidos, han empezado a robar y recrear monumentos y documentos de todas las culturas que pueblan la Tierra.

- Oh! No lo sabía.

- ¡Y tú te haces llamar detective!

- Jajaja tranquilo, solo bromeaba, siempre salta enseguida. – Me encanta hacerle rabiar, es superior a mí. – Bueno, iré a investigar esta noche al puerto a ver que puedo averiguar, déjelo en mis manos.

Ya estaba anocheciendo, y allí estaba yo, en las sombras como siempre. Había bastante revuelto por el puerto, pero nada destacable, quizás el rumor no venía de una fuente muy fiable. Salí del coche un momento para ir al bar Percebes Jesús, a ver si allí habían oído algo.

No saque nada en claro, lo único bueno fue esa tapa de albóndigas de bacalao y una cerveza fresca. Volviendo hacia el coche, parecía que el mundo se había detenido, del revuelto y el ajetreo del puerto hemos pasado a la calma más eterna.

- ¡Booooooooomm!

Caí al suelo de la fuerte explosión, las llamas se habían apoderado del lugar donde estaba mi coche. No escucho nada, creo que me sangran los oídos. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué han puesto una bomba en mi coche? ¿Y por qué no viene nadie? Aaaahhh mi cabeza… se me va la luz de los ojos…

Por fin desperté, estaba atado de pies y manos, colgando del techo de… ¿Un conteiner del puerto? Si, será. Aún era de noche, la puerta estaba abierta, pero estaba allí solo, hasta que entraron dos personas para detenerse frente a mí. Uno era japonés, el otro… parece europeo.

- Hola Javi, por fin tenemos el placer de conocerte. – Me dijo con acento francés.

- ¿Quiénes sois, y que queréis de mi? ¿De qué me conocéis? – Dije sin entender mucho que es lo que estaba pasando… no recuerdo tener amigos en Francia, y menos de esa clase de amigos que te revientan el coche y te dejan colgando de una cuerda.

- No preguntes, venimos a hacerte una oferta… bueno, mejor dicho, queremos que nos ayudes.

- Bueno… decidme, no estoy en una posición como para ir negociando.

- Perdona por el trato, pero no tenemos mucho tiempo y no podíamos permitirnos el lujo de que salieras corriendo. Pertenezco a un grupo de personas que trabaja en las sombras, como tú, desde allí controlamos y damos soporte a las potencias mundiales para que el mundo avance. Nos equivocamos con Estados Unidos, pensaban que podrían seguir sin nuestra ayuda, pero lo único que hacían era corromper el mundo, así que apostamos por Japón… Bueno ahora no es el momento de contar batallitas, necesitamos de tu ayuda… el mundo podría llegar a su fin en pocos años, y tu eres la llave para evitar que eso pase.

- ¿Qué? No entiendo nada, la llave para qué.

- No puedo contarte más, debemos irnos ya. Volveremos mañana. Si decides ayudar, ven a la estación de Sants. Espero verte mañana.

Me soltaron y me acercaron al metro mientras me contaban algunas cosas, no podían llevarme más lejos. ¿Por qué me atan y me explotan el coche, me dicen que no tienen tiempo, si después me dejan irme para que lo piense?

Vi como se alejaba el coche, pero no pensé ni en mirar la matricula, estaba aturdido, ¿Cómo se queda uno cuando le dicen que el mundo depende de uno mismo, y no le dicen el por qué? Bueno, pues así estaba yo, divagando en qué hacer con todo este follón, a quien debería creer, a unos desconocidos un tanto sospechosos, o a mi corazón que se encontraba en esta ciudad. ¿Realmente el mundo se acabaría si no fuera con ellos? Uhm solo tengo esta noche para decidir, así que iré andando hasta casa, es la mejor forma para reflexionar.

No sé qué hacer… han pasado ya dos horas y casi me encontraba en casa, he de decidirme ya… ya lo tengo…

- Tiiiiiiiiiiiiiiiiiish!!! – sonó como un trueno recorriendo mis oídos.

Un disparo acabó con mi vida… ¡Por qué!... al girarme mientras me desplomaba, vi que fue Simon el que me dio muerte.

Al final no he podido quedarme aquí, era lo que había decidido, sé que el mundo no se acabará, nunca me equivoco como detective…

Pasaron los años, las décadas y los siglos, y el mundo… nunca término… se trataría de una secta de locos obcecados con el fin del mundo. Pero yo no estuve ahí para vivirlo.